“Gedeón y los 300 hombres venían cansados, pero todavía persiguiendo…” — Jueces 8:4
¿Alguna vez has sentido que ya no puedes más, pero algo dentro de ti te grita: “¡Sigue adelante!”? Ese es el espíritu que movió a Gedeón y a sus 300 guerreros. No se conformaron con una victoria parcial. Habían vencido a miles, pero aún faltaban dos reyes enemigos. Aunque exhaustos, seguían persiguiendo.
Una victoria parcial no es suficiente
Dios no nos llama a vivir de recuerdos ni a conformarnos con “más o menos”. Muchas veces celebramos pequeñas victorias —y está bien hacerlo—, pero no podemos vivir en la comodidad de lo que ya fue conquistado. Hay más. Más por alcanzar. Más por conquistar. Más promesas por poseer. Gedeón tenía la cabeza de dos príncipes como trofeo, pero su espíritu no se detuvo ahí. Él quería la victoria total.
Cansados, pero determinados
La Biblia dice que Gedeón y sus hombres estaban “cansados, pero todavía persiguiendo”. ¿Te suena familiar? Estás agotado, emocionalmente drenado, espiritualmente agotado… pero dentro de ti hay una llama encendida. Porque cuando Dios es tu fuerza, tu cansancio no es tu final. Tu hambre no te frena. Tu desgaste no determina tu destino.
“Estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados…” — 2 Corintios 4:8
No todos te apoyarán, pero sigue persiguiendo
Gedeón pidió pan en las ciudades de Sucot y Peniel, y le dijeron: “¿Acaso ya venciste como para que te apoyemos?” El apoyo no siempre llega antes de la victoria. Muchos no te respaldarán hasta que vean el trofeo en tus manos. Pero no te detengas. Dios no necesita multitudes para cumplir Su propósito contigo.
Persigue hasta ver la promesa cumplida
Este mensaje es para ti, con heridas, con cansancio, con preguntas, pero con el corazón encendido. Tú no viniste solo a mirar atrás y recordar victorias pasadas. Tú viniste porque crees que la totalidad de la bendición está por delante.
Así como Gedeón, tú puedes estar cansado, pero todavía persigues. Con hambre, pero sigues soñando. Con lágrimas, pero sigues avanzando. Y ¿sabes qué? Eso es fe. Eso es guerra. Eso es victoria.
